A sus 17 años, la tenista Ana Zamburek Martes ha tenido un recorrido más que agradable en el tenis. Pero la joven, llena de energía, deseos y planes, quiere más.
Y lo tiene bien definido. “Para corto plazo me gustaría mejorar mi ranking junior”, comienzan la nativa de Guayacanes, San Pedro de Macorís a detallar sus planes en este exigente deporte. Logrado eso, “jugar la calificación de algún grand slam junior y también los Juegos Panamericanos de la juventud, también me gustaría jugarlo”.
Los panamericanos juveniles (o juniors) están señalados para celebrarse del 9-19 de septiembre de 2021, en Cali, Colombia. Claro, si el COVID-19 lo permite.
Esto se ve un tanto en las nubes, pero ella puede tocarlas. Pero sube un poco más la meta al señalar que “obviamente me gustaría jugar los Juegos Olímpicos de 2024”.
Esos son sus planes en el nivel “junior”.
Surgen aquí dos interrogantes. ¿Y cuando no seas junior? Ella suelta como si nada: “Me gustaría ser top 100 WTA”. Ninguna tenista dominicana ha rondado esas fronteras. Joelle Schad se colocó 219 del mundo y es reconocida como la mejor del país.
La otra: ¿Qué te hace falta para eso? “Creo que me haría falta ser más fuerte mentalmente”, una herramienta super necesaria, en especial en su deporte. “No darme por vencida en la cancha, luchar todos los puntos y mejorar el juego. Eso significa tener más control, pasar más bolas en la cancha, -y en fin- el nivel que requiere ser profesional”.
Sus pasos van encaminados. Esta niña es la que precisamente tomó prácticas con el entrenador de Rafael Nadal, Francis Roig, en la academia BTT, en Barcelona, España. Pero además de él, también recibió instrucciones de Pipo Mares, a quien considera su entrenador favorito y es el entrenador de la número uno de España y 40 del mundo junior, Anne Mintegi. De él aprendió a golpear mejor y a poner intensidad en el juego.
Son buenos pasos, para una atleta que plantea tomar “cien por ciento el tenis como carrera”.
Ella estudia de manera virtual y está en sexto de bachillerato en Cenapec. De momento se encuentra en Costa Rica, donde jugará en la capital San José un torneo J5. Su cabeza está pensada de si faltara el tenis, entonces le gustaría ser “diseñadora de interiores”.
La otra cara de la moneda
Ana es hija de Martín Zamburek y Alexandra Martes. Él es checo, ella nativa de Guayacanes. Ana ha viajado por Europa y lleva la ruta que se requiere para ser una futura campeona. Eso cuesta dinero, que en el tenis muchas veces, o casi siempre, corre por los padres. En países como República Checa “el desarrollo del tenis en sí mismo, no lo paga la federación, no lo paga el estado, lo pagan clubes privados que firman un contrato con los talentos, que les apoyan, que les dan dinero, que les buscan patrocinadores de marca. Pero cuando ellas empiezan un día a ganar dinero, en caso de que se dedique a deporte profesional, es un porcentaje que se rebaja”, dice el padre. Martín enfoca la situación en el país de esta manera: “Veo el mayor problema en República Dominicana es un poquito el manejo, quizá, que va mejorando con los años a sus atletas y la preparación, pero creo que falta una parte que funciona en la mayoría de los países desarrollados y esos son patrocinios”.
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